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- ¿A ti con quién te ha tocado?
- Con un wildcard, Rafael Nadal.
- ¡Ah bueno! Ese chaval lo hace bien, pero es muy joven…

 

Lunes, 17 de septiembre de 2001. Real Club de Tenis Betis, Sevilla. Un joven de 15 años, invitado por la organización de la Copa Sevilla y sin ranking, ya empezaba a acaparar la atención. El nombre de Rafael Nadal sonaba con fuerza, después de que unos días antes estuviese cerca de sumar su primer punto ATP en un Futures en Madrid, donde había dejado escapar un buen número de bolas de partido. Ese día de finales de verano, en aquel torneo de categoría ATP Challenger Tour, encontró el premio que se le negó la semana anterior frente a Israel Matos.

 

“Había oído que existía un chico español que lo estaba haciendo muy bien y que despuntaba, pero siempre ha habido este tipo de comentarios. Sin embargo, lo vi jugar en su primer ITF Futures en Madrid contra uno de mis compañeros de entrenamiento, Guillermo Platel. Rafa no pudo ganar, tras dejar pasar multitud de puntos de partido, pero no perdió la actitud ni la compostura dentro de la pista”, recuerda Matos en declaraciones que recoge la web oficial de la ATP.

 

Desde entonces, el manacorí ya vislumbraba las mismas señas de identidad que lo han distinguido a lo largo de su dilatada carrera como profesional hasta acumular un palmarés que lo sitúa entre los mejores de todos los tiempos. “Al día siguiente, cuando llegamos al club a las ocho de la mañana, Nadal ya estaba entrenando. Me impactó que el mismo que había perdido un partido tan duro el día anterior fuese el primero en estar entrenando. Eso me hizo pensar que era un chico al que había que seguir”.

 

Matos tuvo la oportunidad de hacer un seguimiento de aquel niño en primera persona, en la ronda inaugural del Challenger de Sevilla. Un juego fue suficiente para entender todos los halagos que recibía de quienes lo habían visto jugar. “Era increíble ver su semblante en la pista, la mirada, el carácter. Ver cómo un niño tan joven era capaz de tener las cosas tan claras dentro de la pista. Cómo un niño era capaz de comportarse como un adulto, como si llevase jugando torneos de este tipo toda su vida”.

 

Nadal empezó el partido rompiendo el servicio, sin complejos ante un jugador cuatro años mayor. “Me rompió el saque y lo celebró con ese gesto tan característico de levantar el puño y la rodilla”, rememora el entonces No. 751 del mundo. “Hubo momentos de intensidad, de tensión, con puntos de break, pero en esos momentos difíciles siempre supo cómo reaccionar ante esas adversidades en las que les pude poner. No era normal. Había buenos chavales de su edad, pero él era otro jugador…”, relata aún sorprendido por la calidad y determinación de una raqueta tan joven.

 

El balear cerró el partido de su lado en dos sets (6-4, 6-4) para garantizar los primeros 5 puntos ATP de su carrera y ganarse el 24 de septiembre de 2001 su primera aparición en un listado oficial del Ranking ATP como No. 1002 de la clasificación mundial. “Desde pequeño se le veían cosas anormales en un chaval tan joven en un deporte tan exigente, en el que se requiere un equilibrio físico, mental, técnico y táctico. Ver cómo dominaba, sobre todo, el apartado mental y cómo controlaba las emociones asombraba”, mantiene su rival tantos años después de aquella cita.

 

Y es que si algo sorprendió a Matos entonces fue la sensación de tener enfrente a alguien especial, a un jugador que aparentaba llevar mucho más tiempo en el circuito, pero, sobre todo, una raqueta que tenía la convicción de qué quería ser. “En cuanto a su carácter e imagen, tenía 15 años y parecía de 20. Daba la sensación de que llevaba más años dentro de la pista de los que en realidad acumulaba. Jugué, perdí y supe que iba a dar qué hablar”, señala antes de una última confesión: “Le dije que me había sorprendido cómo jugaba. Obviamente estaba enfadado, pero no era un enfado como otro cualquiera. Acababa de ver a un chaval muy joven comportándose en la pista de una manera especial. Le felicité como a poca gente después de una derrota”. Y no se equivocó.

 

Matos no se equivocaba: 19 años después, los trofeos del Rafa Nadal Museum Xperience ubicado en la Rafa Nadal Academy by Movistar darían fe de que las semillas sembradas por Rafa en aquella Copa Sevilla germinaron y dieron algunos de los mejores frutos que ha conocido la historia del tenis mundial.

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