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Una de las rivalidades con más mística de la historia del tenis es la que protagonizan Rafael Nadal y Roger Federer. Se han visto las caras en competición en un total de 40 ocasiones, con un reparto de 24 victorias para el español y 16 para el suizo. Pero, ¿recuerdas cuándo fue la primera vez que estos dos colosos de la raqueta chocaron frente a frente en una pista de tenis en un partido individual? La respuesta se remonta hasta el 28 de marzo de 2004, cuando el ATP Masters 1000 de Miami los reunió en la tercera ronda.

 

El partido apenas duró 70 minutos, en los que Rafa enlazó dos sets consecutivos (6-3, 6-3) para cortar de raíz una racha de 12 victorias consecutivas y convertirse en el segundo hombre aquella temporada -también el entonces No. 10 Tim Henman- en derribar al muro suizo en los 25 encuentros que había disputado hasta entonces. “Estaba preocupado por si me ganaba 6-1, 6-1 o 6-1, 6-2, pero tenía ganas de jugar este partido ante el número uno del mundo”, reconoció entonces el balear. “Salí a la pista con actitud positiva, no con la actitud de intentar ganar un juego. Estoy realmente contento porque he jugado uno de los mejores partidos de mi carrera”.

 

El español estuvo impecable con su servicio (81% con primeros saques) sin conceder una opción de quiebre y aprovechando 3 de las 7 que dispuso a su favor. “He quedado impresionado con lo que he visto”, confesó por su parte Federer intuyendo que en Cayo Vizcaíno había tenido delante a un jugador que le causaría muchos más problemas en el futuro. Eso sí, el suizo tampoco escondió que el resultado no era una sorpresa. “He oído hablar mucho de él y he visto algunos de sus partidos”, dijo tras aquel primer duelo. “Creo que no es una gran sorpresa para nadie”.

 

Fue la duodécima derrota que Federer encajaba en su carrera ante un rival español y el octavo diferente que conseguía vencerle: Joan Balcells, Juan Carlos Ferrero, Sergi Bruguera, Álex Corretja, Francisco Clavet, Albert Costa, Félix Mantilla y el propio Nadal. “Estoy muy feliz porque jugué uno de los mejores partidos de mi vida. Obviamente, él no hizo su mejor tenis y esa es la razón por la que pude ganar”, explicó Rafa cuando aún tenía 17 años. “Si él hubiese jugado su mejor tenis, no habría tenido opciones. Pero esto es lo que pasa en el tenis. Si un jugador como yo juega a muy, muy buen nivel y un jugador top como Roger no juega a su mejor nivel, puedes ganar. Estoy muy, muy feliz”.

 

El manacorí no podía imaginar que aquel capítulo no sería uno más en su carrera, sino el principio de una legendaria historia. “Sólo he jugado en Wimbledon, donde llegué hasta tercera ronda, y en el US Open, donde jugué la segunda ronda. Después, en Australia perdí con Hewitt en tres sets. Necesito jugar en París, donde no he estado nunca. Y allí es diferente, porque son pistas de tierra batida, pero pienso que físicamente no soy un jugador tan limitado”, trató de definirse tras aquel mediático resultado.

 

Aunque por entonces, Nadal trató de restarle importancia. ¿Teléfono colapsado de llamadas y mensajes? “No lo creo, porque son las cuatro de la madrugada en España y todo el mundo está durmiendo”, respondió. “Mañana los periódicos no tendrán la noticia, pero sí, quizás esté en internet y también en el teletexto… Entonces, empezaré a recibir llamadas”.

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