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Correr es una de las bases para la realización de casi cualquier deporte. Sin embargo, son muchas las dudas cuando empezamos: cuánto tiempo correr, qué distancia, a qué ritmo...y una de las clásicas ¿soy pronador o supinador? No te pierdas este artículo de QuirónSalud, partner sanitario de la Rafa Nadal Academy by Movistar.

 

“En realidad”, explica el Dr. Alejandro Sola Cordón, traumatólogo del Hospital Quirónsalud Zaragoza, “la pregunta no es del todo correcta porque todos los corredores pronan y supinan en un momento determinado del ciclo de la marcha”.

 

Para empezar, y antes de definirnos de una forma u otra, tenemos que saber cómo funciona nuestro pie cuando damos una zancada. “Las zancadas del corredor”, continúa el especialista, “se componen de cuatro fases llamadas rocker”. En primer lugar, estaría la fase de apoyo inicial o rocker I, que es cuando el talón entra en contacto con el suelo, a continuación, viene la fase de apoyo o rocker II, que es el momento en el que toda la planta de nuestro pie contacta con el suelo y es precisamente en este momento en el que podemos diferenciar a un pronador de un supinador.

 

“Partiendo de que la pronación es volcar el pie hacia dentro y supinar volcar el pie hacia fuera”, explica el Dr. Sola, “pueden darse diferentes situaciones”. Es decir, podemos pronar ligeramente el antepie con respecto al talón o pronar excesivamente sometiendo la fascia plantar a una tensión excesiva, “que es cuando aparecen lesiones como fascitis plantar o espolón calcáneo”. También puede darse el caso opuesto, pronando muy poquito hasta el punto de casi supinar el antepié con respecto al retropié. “En este caso, se dará una pérdida de fuerza total o parcial en el despegue que nos aporta el dedo gordo y, en consecuencia, la potencia en avance y salto, lo que ocasionará lesiones en el lateral de nuestro pie”.

 

La fase siguiente sería la de despegue, o rocker III, en la que el pie se apoya exclusivamente sobre las cabezas de los metatarsianos y se prepara para el siguiente ciclo de la marcha. Finalmente, la fase de balanceo, o rocker IV, en la que el pie permanece en el aire hasta el siguiente ciclo de apoyo.

 

“Es importante aclarar”, subraya el especialista, “que no es malo ni pronar ni supinar, ambas son necesarias y forman parte del ciclo de la marcha, el problema es cuando se hiperprona o se hipersupina y se provocan lesiones”. De todas ellas la más frecuente es el acortamiento del sistema calcaneo-aquileo-plantar (SCAP) o, lo que es lo mismo, una tirantez aumentada de la musculatura de la parte posterior de la pierna, evidenciable fácilmente mediante una exploración clínica en manos expertas.

 

Para evitarlas, el estiramiento controlado de dicha musculatura resulta beneficioso. Asimismo, el uso de zapatillas customizadas a tal efecto ayudará a prevenir y aliviar los síntomas, tanto si eres pronador como supinador. Para despejar dudas acerca de nuestra pisada, del calzado que debemos comprar, o las zapatillas que nos vendrán mejor para correr, solucionar problemas y dolores, lo adecuado es acudir a un especialista del pie, para que nos realice un exhaustivo estudio biomecánico.

 

Dicho esto, fuera etiquetas, ¡y a correr!

 

* Artículo de QuirónSalud, partner sanitario de la Rafa Nadal Academy by Movistar.

 

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