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QuirónSalud, servicio médico oficial de la Rafa Nadal Academy by Movistar, nos ofrece los mejores consejos de salud.

 

Llega el verano y con él los días más largos, las vacaciones, los días de sol y de buen tiempo…todo parece acompañar más aún a dedicar tiempo a los entrenos y a disfrutar del aire libre en la práctica deportiva. Sin embargo, incluso los deportistas de más alto nivel deben tomar ciertas precauciones para entrenar en verano de una forma segura.

 

“Hacer ejercicio de forma regular”, explica el Dr. Álvaro Aceña, especialista en Cardiología de la Fundación Jiménez Díaz del Grupo Quirónsalud y miembro de la nueva Unidad de Cardiología Deportiva del hospital, “tiene un efecto cardioprotector, reduce las probabilidades de sufrir enfermedades crónicas como la hipertensión y la diabetes, mejora nuestro estado de ánimo… una gran cantidad de beneficios para nuestra salud a los que no tenemos por qué (ni debemos) renunciar en verano, simplemente hay que tomar una serie de precauciones para que el calor no se convierta en un enemigo.”

 

“El principal riesgo que enfrentamos entrenando en verano es el aumento de la temperatura corporal que, de la mano de las altas temperaturas ambientales, puede producir una deshidratación o un golpe de calor, aunque hay otros riesgos que también deberíamos evitar”, puntualiza el Dr. Aceña.

 

Es decir, tanto si queremos seguir con nuestro entreno habitual como si tenemos alguna competición en lugares especialmente calurosos, sobre todo si no estamos acostumbrados, es importante seguir unos consejos básicos que nos ayuden a comprometer nuestra salud, que nos permitan seguir disfrutando de nuestro deporte y, por qué no, hacerlo incluso más ameno.

 

  1. Hidratarse es fundamental. Uno de los grandes peligros al que nos enfrentamos entrenando en verano, aunque no haga sol, es a la deshidratación. Cuando la temperatura está por encima de los 20 grados es conveniente que tengamos planificado cómo arreglárnoslas para ir bebiendo líquido mientras estemos haciendo deporte. “Lo más recomendable, es hacerlo cada 20-30 minutos, sobre todo los primeros días”, explica el cardiólogo, “si no tenemos la posibilidad mientras hacemos deporte, mejor hacer sesiones más cortas que nos permitan beber antes y después sin exceder demasiado este intervalo.”
  2. Adapta la intensidad del ejercicio. El calor incrementa la carga de esfuerzo es mejor bajar el ritmo de entrenamiento los primeros días hasta que se aclimate el cuerpo, así como durante una ola de calor. Es un buen momento para hacer ejercicios de fuerza con máquinas o circuitos funcionales.
  3. Elige bien las horas del día. A las horas centrales del día la radiación es más alta y el calor es más intenso, si aprovechamos las primeras y las últimas horas del día escaparemos del calor, subirá menos nuestra temperatura y nuestra piel sufrirá menos la exposición solar.
  4. La ropa cómoda y transpirable hará que, además de entrenar con mayor comodidad y confort, acumules menor calor corporal. Si eliges colores claros, además, atraerás menos luz solar, contribuyendo también a no ganar grados.
  5. Protégete del sol. “Aunque evitemos las horas de mayor radiación, el sol sigue pudiendo quemar nuestra piel”, advierte el Dr. Aceña. “Cremas de factores altos, resistentes al sudor y correctamente aplicadas nos salvarán de las quemaduras solares”. Las gorras y las gafas de sol también son importantes. Si las elegimos bien no nos molestarán para nada y protegerán nuestra cabeza y nuestros ojos.
  6. Aprovecha lo que la Naturaleza te ofrece. Podemos utilizar la playa o la piscina para efectuar ejercicios que probablemente no realicemos en otras épocas. Caminar, trotar y ejercicios diversos en el agua nos pueden ayudar a incrementar potencia y resistencia…fresquitos.
  7. Se muy, muy consciente de tus condiciones físicas. Cada persona tiene que ser consciente de cuáles son y adecuarse plan de entrenamiento que más le conviene. Las recomendaciones habituales para aconsejar qué tipo e intensidad de ejercicio puede hacer un deportista se basan en tablas o fórmulas clásicas (como no superar una frecuencia cardiaca máxima de 220 menos la edad que se tiene) y, a veces, no son del todo exactas. “Cualquier deportista debería someterse de forma rutinaria, una vez al año, a la valoración de un especialista, acompañada de un electrocardiograma, un ecocardiograma y, en caso de tener alguna sintomatología durante el esfuerzo o factores de riesgo cardiovascular, como antecedentes familiares, tabaco o hipertensión, se debería complementar con una prueba de esfuerzo”, señala el especialista.

 

En definitiva, no hay excusa que valga para evitar el deporte y son muchas las ventajas que te puedes encontrar en esta época para seguir disfrutándolo y mejorar tu rendimiento, siempre y cuando tengas en cuenta estos consejos.

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